Las altas cifras de desocupación que presenta el país, nuestra región y la provincia El Loa, sin duda, es un foco de mucha preocupación, tanto para las autoridades públicas como los representantes de las principales actividades económicas del territorio. Según los resultados entregados por el INE, para el trimestre móvil abril-junio 2020, la tasa de desocupación nacional alcanzó al 12,2%, a los que se suman los ocupados ausentes (acogidos a la ley de protección del empleo) y aquellos que salieron de la fuerza de trabajo (inactivos), lo que podría traducirse en tasas superiores al 20% de desempleo. La región alcanzó el 12,4% de desocupación en igual trimestre móvil, con un incremento de la población inactiva o que se ubica fuera de la fuerza de trabajo.

La crudeza del desempleo, puede ser vista también como el desafío de cambiar la mirada e ir en busca de las oportunidades que siempre están presentes. Si el desempleo es una realidad mundial y los distintos gobiernos redoblan esfuerzos para revertir su crecimiento y paliar sus efectos en la estructura económica y productiva, y sobre todo sociales, es que, a pesar del panorama, es posible encontrar caminos de salida.

Y, en ese sentido, es que hay un impulso desde el Estado y el gobierno para las micro, pequeñas y medianas empresas, con el objetivo de evitar cierre de negocios, recuperar la economía y así los empleos. Sin embargo, surge la pregunta, en tiempos de contracción económica y deterioro de los mercados, ¿Son tiempos de oportunidades?

Coincidiendo que “oportunidad”, para este texto, es “momento o circunstancia oportunos o convenientes para algo”, según la RAE, implica un tiempo y contexto específico en nuestra vida para alcanzar un beneficio, lograr un objetivo, cumplir las metas. Y para los emprendedores y empresarios, cualquiera sea su tamaño, hay oportunidades, por pequeñas que sean.

Así las cosas, con la crisis social y hoy el aislamiento físico por la pandemia, los negocios debieron dejar de entregar el bien o servicio como tradicionalmente lo habían hecho, e ingresó la entrega a domicilio o “delivery”, en que los primeros cobraban alto precio, pero hoy los precios se han regulado, equilibrando la demanda y la oferta, y la diferenciación es por calidad del servicio, confianza, amabilidad, etc., ya no precio. También, algunos quienes perdieron sus trabajos, se miraron y preguntaron “¿Para qué soy bueno?”, y así tenemos venta de pan de casero, servicios mecánicos en domicilio, clases online de tejido, cocina, mueblería, yoga, en fin, lo que se quiera. O, volvieron a sus orígenes, el campo, la caleta pesquera, el pueblo familiar, buscando ese principio para volver a comenzar. ¿Cuál es el factor común?, sin duda, valentía para asumir el momento, mirar y aprovechar la oportunidad de mantener el negocio con una ventaja comparativa, valorar el conocimiento, disposición para volver a comenzar.

Las políticas públicas y programas privados, ponen a disposición los recursos técnicos y económicos, y los emprendedores y empresarios, sus conocimientos y habilidades, todas sus competencias, para aprovechar las oportunidades y beneficiarse de ellas, en busca de superar esta grave crisis. Estar atentos, informarse, mirar todo lo que se presente, actuar rápidamente, superar el miedo, es lo necesario para no llegar tarde.

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